Violeta nació en julio de 2017. Aparte de un nacimiento traumático y un lento aumento de peso inicial, nada era atípico en Violeta hasta alrededor de los 9 meses de edad. No gateaba ni se ponía de pie, y no podía sentarse ni levantarse. Empezó a recibir fisioterapia a los 10 meses. A los 12 meses fue remitida a terapia del habla y terapia ocupacional. Tenía un lenguaje receptivo mínimo, un retraso en la motricidad fina y en la resolución de problemas. Después de un microarray normal y una resonancia magnética, sus diagnósticos iniciales fueron hipotonía y retraso global del desarrollo. En diciembre de 2019, supimos que Violeta tiene el síndrome FOXP1, a partir de una prueba genética WES.
Ahora, con 3 años y medio, Violeta continúa con las tres terapias y asiste a un preescolar de necesidades especiales, dos veces por semana. También asiste a una guardería típica. Aunque todavía está perfeccionando muchas habilidades, no está muy por detrás de sus compañeros de la misma edad. La primera vez que caminó fue a los 2 años, y ahora corre, trepa y salta. A Violeta le encantan los rompecabezas, los bebés, los libros, jugar al aire libre y pasar tiempo con su familia. Es la luz más brillante en la vida de todos los que la conocen.
